Carlos Ramirez

Opinión -

Dicen que el movimiento del Tribunal Constitucional, que estamos viviendo estos días, es un atentado contra la democracia, pero no así la acción temeraria del Gobierno y sus secuaces. Dentro de sus acciones el Tribunal Constitucional, tiene que velar no solo por la democracia sino proteger los principios de la Carta Magna, mirando cada detalle que a nivel jurídico puede ser susceptible de estudio, pero claro este Gobierno e Irene Montero saben más de leyes que los profesionales jurídicos.

Desde la Ley del  Si es Sí, hasta la sedición, pasando por pactos con filo etarras; no son otra cosa que muletas para calentar y afincarse al sillón, pero los que hoy se escandalizan con la decisión del TC, son los que denominan los anteriores principios como “democracia”, lo que le da a esta situación consideración de paradoja política.

Esta paradoja se engrandece con las reacciones del bloque progresista y plurinacional, como lo denominan ellos, insultando y desprestigiando a los que no piensan lo mismo, pero ya sabemos como es la izquierda de este país que se echa a la calle cuando está el centro derecha, pero se enmudecen cuando los suyos son los que ostentan el poder, al fin y al cabo, necesitan las dos España para seguir con la sombra del miedo que tanto les beneficia.

Debemos dejar legislar a los que se dedican a ello, dejando los juicios paralelos a través de 150 caracteres, velar por los principios democráticos, sin olvidar que se gobierna para todos y no solo para los tuyos. Por tanto, el revuelo del gallinero y las plumas que hay en el mismo no nos hacen ver lo importante, y ese no es otro que la situación tan lamentable que vivimos los españoles por políticas de medio pelo.